Plaza de Brujas
Arquitectos Carlos Calatayud / Jesús Navarro
Colaboradores Daniel Escobedo (Arquitecto) / Maria Aucejo (Arquitecta) / Pau Olivares (Arquitecto)
Situación Valencia
Realización 2017
Promotor Ayuntamiento de Valencia
Estado Concurso
CONSIDERACIONES PREVIAS
La discontinuidad entre las tramas de la interrumpida Avenida del Oeste y la medieval del barrio de Carmen pone de manifiesto la necesidad de plantear una estrategia de regeneración de uno de los enclaves más importantes del centro de Valencia. La dificultad histórica para solucionar el final de la Avenida del Oeste ha contaminado por extensión a todo el entorno del Mercado, que es a su vez origen del problema y a nuestro entender germen de la solución. Como icono de una ciudad de espíritu comercial y raíces agrarias, el Mercado se materializó como una pieza a medio camino entre el rigor geométrico y la adaptación orgánica al irregular trazado urbano en el que se insertó. Un edificio arriesgado pero extrañamente acertado que atiende tanto al rigor estructural propio de un edificio institucional como a la trama irregular del entorno. Colorista y orgánico pero riguroso a la vez, de escala enorme pero contenida, indudablemente estimado por los valencianos y admirado por los visitantes que disfrutan de su dinamismo, el éxito del Mercado contrasta con el relativo fracaso de la controvertida avenida del Oeste, que según el consenso general fue causante de la degradación del barrio de Velluters. Sin entrar en polémicas estériles sobre el desacierto de su trazado, es oportuno poner en valor el carácter y el particular dinamismo que se percibe cotidianamente en la Avenida del Oeste, referencia también en Valencia a pesar de los pesares. Entendemos que la Avenida y el Mercado (incluyendo su entorno Av. Maria Cristina-Lonja-Santos Juanes) son elementos urbanos fuertemente interdependientes, que conforman un sistema a la espera de puesta a punto para conseguir el desarrollo de todo su potencial.
INTENCIONES
Una simple visita constata la inexistencia de un espacio definido al final de la Avenida del Oeste que se pueda entender como plaza. Tramas interrumpidas confluyen en este vacío, y se entregan entre sí sin más mediación, manifestando un evidente desarreglo pendiente de acuerdo. El tejido medieval hacia calle Roteros, abruptamente interrumpido en la fachada de la Iglesia de los Santos Juanes, el cambio de escala de los edificios de la Avenida y los medievales que ocupan el fondeo de perspectiva, son aspectos que por sí mismos merecerían un concurso para su solución. El subsuelo añade también su cuota de dificultad al incorporar una importantísima e inconclusa infraestructura de aparcamiento y estación de metro, cuyos elementos emergentes entran en conflicto manifiesto con el resto de actores.
Entre vecinos tan mal avenidos sólo cabe una estrategia de aproximación y concordia. Esta estrategia debe enfocarse a disolver la transición entre tramas que confluyen en la plaza de Brujas, y generar una secuencia de espacios que permita una transición fluida y menos traumática entre la trama de avenida del Oeste y el choque con el tejido medieval.
Ante la variedad de situaciones que se dan, proponemos una intervención de carácter sistemático que permita variaciones específicas para adaptarse a cada enclave concreto de la intervención sin perder el carácter unitario del espacio urbano donde coexisten esas capas históricas.
Un aspecto esencial es la puesta en valor de los monumentos existentes, y la recuperación de relaciones visuales y proporciones de los espacios vinculados a estos importantes edificios.
La peatonalización del entorno está en consonancia con el carácter y el uso del Mercado, y el aprovechamiento del potencial turístico del entorno. Para implantar esta peatonalización, es necesaria la simplificación del esquema de circulación rodada que permita un correcto funcionamiento del enclave tanto para residentes, como para usuarios habituales o turistas ocasionales.
Remarcar el sentido emblemático del entorno del Mercado como núcleo de la ciudad entera, además de referencia en el centro, entendiendo “Mercado” como emblema de actividad de la ciudad.
Actualmente, la Plaza de Brujas tiene el carácter de “puerta trasera” del Mercado, lo que evidentemente no se corresponde con el potencial del enclave. La propuesta entiende esta plaza como la puerta de acceso al centro de la ciudad con el mercado como elemento atractor y significativo.
PROPUESTA
Establecemos un sistema viario que restringe el tráfico rodado al circuito de acceso Calle San Vicente-Calle Calabazas- Avenida del Oeste. La Plaza de Brujas adquiere un carácter eminentemente peatonal, así como la Avenida María Cristina, con la intención de potenciar el carácter monumental y urbano del Mercado. La intención es equilibrar al alza el carácter de todos los accesos del Mercado, en consonancia con la estructura isótropa del propio edificio.
Disposición de un elemento reclamo en el fondo de perspectiva de la Avenida desde la Avenida del Oeste. Se propone un elemento escultórico ligero como final de perspectiva y elemento articulador de plazas, emblema y reclamo de centralidad. Se trata de un volumen susceptible de ser iluminado interiormente que genera un espacio pergolado debajo. Este elemento, sin interrumpir la continuidad del pavimento acota la placeta de la Iglesia de los Santos Juanes con una escala acorde, y se establece como fondo de perspectiva de la Avenida y reclamo visual del Mercado. Su disposición pasante permite su aprovechamiento como espacio en sombra y su utilización como soporte de espectáculos que de forma regular se realizan en ese mismo sitio. La plaza de Brujas se convierte en la antesala de la trama del barrio del Carmen en su acceso desde la Avenida del Oeste.
Esta pieza (el fanalet) nos permite graduar la transición entre la escala de la Avenida, con su escala de Ensanche, y el tejido de calles estrechas y placetas de la trama medieval. Los elementos superficiales del aparcamiento y de la estación de metro se incluyen en el sistema propuesto de forma discreta.
El mercado extiende su patrón geométrico a su entorno. La geometría del mercado está pensada para armonizar las distintas direcciones que confluyen en él. En base a este criterio establecemos un patrón geométrico para el despiece del pavimento, que se materializa como una extensión de la geometría del mercado. Este criterio favorece la fluidez de la transición entre el espacio cubierto y descubierto, y permite adecuarlo, mediante la subdivisión del elemento base triangular, a las distintas escalas donde ha de implantarse sin perder continuidad.
Planos / Documentación gráfica