Carlos Calatayud Revert
1999-2001 Becado en el Departamento de Urbanismo de la ETSAV.
2003 Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia.
Jesús Navarro Morcillo
1997 Arquitecto por la Escuela Técnica Superior Arquitectura de Valencia.
Desde 2002 Profesor asociado en el Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la E.T.S. Arquitectura de Valencia.
Colaboradores
Fernando Vicente González Ibáñez
Estudiante / 2002 – 2007
Santiago Vicente Calvo
Estudiante / 2007
María Chillida Martínez
Estudiante / 2008
Anca Luciana Rotaru
Estudiante / 2008
María López Izquierdo
Estudiante / 2009 – 2010
Eugenia Fresneda Ramírez
Estudiante / 2009 – 2010, 2012
Nicola Murer
Arquitecto / 2013 – 2014
Santiago Vicente Calvo
Arquitecto / 2017 – 2018
Daniel Escobedo Silgo
Arquitecto 2018 – 2019
Buscar la mejor solución
Nos dicen que nuestra manera de ejercer la profesión de arquitectos no es rentable.
Que no es necesario empezar siempre desde cero, tratando de incorporar nuestra experiencia y la del cliente al papel en blanco.
Que es inviable consensuar cada proyecto con el cliente, a base de cuantas reuniones sean necesarias. Que no se puede tratar de resolver cuantas dudas puedan surgir a lo largo del proceso. Que no deberíamos aprovechar nuestra experiencia para asesorar a nuestros clientes en los aspectos económicos de la obra.
Que no deberíamos hacer cuantas maquetas, infografías y presentaciones de los proyectos se requieran. Que no es rentable delinear personalmente todos los planos, calcular las estructuras y redactar las memorias, los presupuestos y demás documentos.
Que no es necesario visitar las ejecuciones de obra al menos una vez por semana. Que perdemos mucho tiempo colaborando en la gestión de la obra con las empresas constructoras para buscar mejores materiales y precios. Que no nos conviene implicarnos tanto en la resolución de trámites administrativos.
Que deberíamos dedicar menos tiempo a reciclar y poner al día nuestra formación, que nos conviene dejar de aprender cosas nuevas y centrarnos en lo que ya sabemos hacer. Que deberíamos prestar menos atención a los considerados pequeños trabajos. Pero nosotros no sabemos trabajar de otro modo, y no podemos decir que nos vaya mal. Cada cliente, cada lugar, cada programa, requieren toda la dedicación, energía y predisposición que podamos ofrecer para conseguir la mejor solución en cada caso.